jueves, 24 de noviembre de 2016

Stalin Planificación de la economía




Stalin

Planificación de la economía

(Iosif o Jossif Vissariónovich Dzhugashvili, también llamado Josef o Joseph Stalin; Gori, Georgia, 1879 - Moscú, 1953) Dirigente soviético que gobernó férreamente la URSS desde 1929 (año en que se erigió como sucesor de Lenin tras el exilio de Trotsky) hasta su fallecimiento en 1953. Al precio de una represión sanguinaria y de inmensos sacrificios impuestos a la población, Stalin logró convertir la Rusia semifeudal en una potencia económica y militar capaz de contribuir decisivamente a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
En el nuevo orden de la posguerra, los Estados Unidos y la URSS se repartieron áreas de influencia; Stalin extendió su poder instaurando regímenes comunistas en la Europa del Este y alentándolos en otros países. El choque de intereses e ideologías dio lugar a la «guerra fría» entre ambas superpotencias, que continuó tras la muerte de Stalin; de hecho, el clima de tensión entre los bloques capitalista y comunista definiría el escenario internacional hasta la disolución de la URSS en 1991.
Sucesión de Stalin, planificación de la economía
En 1924, la Revolución Rusa sufrió una gran pérdida: la muerte de su líder, Vladimir IIich Lenin. Pronto, en la URSS, se desató una complicada lucha entre los que aspiraban a sucederlo en el poder. José Stalin, secretario general del Partido Comunista, logró imponerse. Desde entonces, se adueñó de todo el poder y lo ejerció en forma absoluta hasta su muerte, ocurrida en 1953.
La URSS no sufrió las consecuencias de la crisis mundial de 1929, ya que por razones políticas se encontraba prácticamente aislada del comercio internacional. Aún así, debía superar profundas dificultades económicas, originadas por la guerra y por el atraso económico del ex Imperio Ruso.
A fines de la década del 20, Stalin adoptó enérgicas medidas económicas para permitir la rápida expansión de la industria pesada. Necesitaba producir gran cantidad de acero, maquinarias, ferrocarriles y armas para construir un sistema efectivo de defensa contra la agresión de las potencias capitalistas occidentales.
Pero los recursos necesarios para el desarrollo de la industria, sólo podrían lograrse con un aumento de las exportaciones agrícolas. Para ello había que terminar con las pequeñas explotaciones campesinas, organizar el trabajo en gran escala y mecanizar las tareas agrícolas. Stalin puso en marcha esa reorganización de la producción. Estableció la colectivización forzosa: los campesinos fueron obligados a unir su trabajo y sus parcelas formando grandes cooperativas colectivas. En 1936, fueron colectivizadas el 96% de las explotaciones campesinas y en 1940, la producción de granos superó en un 80% la registrada en 1913. Fue la mayor revolución agraria de la historia de la humanidad.
La transformación en el campo favoreció el desarrollo de la industria pesada. Grandes cantidades de capital y mano de obra fueron destinadas a la electrificación masiva, a la explotación de nuevas minas de carbón, mineral de hierro y yacimientos de petróleo, a la instalación de ferrocarriles y, especialmente, a la fabricación de armamentos. No obstante, se sacrificó la producción de bienes de consumo.
La economía se planificó. Para ello, elaboró planes fijándose se exigentes metas a cumplir.
La economía planificada
En 1928, Stalin lanzó un programa de colectivización agraria y desarrollo industrial que sustituyó a la NEP de Lenin. Se trataba de una economía planificada, dirigida por el Comité de Planificación Estatal (el GOSPLAN creado en 1921), cuyos objetivos básicos eran transformar la URSS de un país agrícola en una potencia industrializada, llevar a cabo la completa colectivización de la agricultura, y transformar de una manera profunda la naturaleza de la sociedad rusa. Sin embargo, en la práctica el objetivo prioritario fue la industria pesada y de armamento, la producción de bienes de consumo y la agricultura quedaron relegadas a segundo término. El GOSPLAN se encargó de elaborar cada cinco años planes en que se fijaban las cantidades a producir, precios y salarios, las necesidades de materias primas, energía, maquinaria y recursos humanos en función de los objetivos trazados en cada plan. Los planes quinquenales tenían carácter obligatorio y abarcaban todos los sectores de la economía bajo control del Estado, lo cual implicaba la eliminación del sector privado ya que una de las metas de Stalin era que la propiedad de los medios de producción pasara a manos de la colectividad.
Antes de 1939 se pusieron en práctica tres planes quinquenales en la URSS. El primero de éstos (1928-1933) tenía como objetivo primordial la creación de la propiedad colectiva de la tierra y la modernización de la agricultura; además, daba fuerte impulso a la fabricación de bienes industriales, principalmente de la industria pesada. El segundo plan quinquenal (1933-1937), que se centró en la educación bajo control estricto del Estado, pretendía formar los técnicos y profesionales que requería la aplicación del programa económico. El tercer plan quinquenal (1938-1941) estuvo orientado a la fabricación acelerada de armamento para fortalecer la defensa del país ante las amenazas agresivas de la Alemania de Hitler, pero este plan no logró cumplirse en su totalidad ya que fue interrumpido al dar comienzo la Segunda Guerra Mundial.
Las consecuencias de esta economía planificada fueron las siguientes: industrialización a gran escala, gran desarrollo económico, ampliación de la red de cooperativas de distribución y almacenamiento, práctica desaparición del comercio, imposibilidad de existencia del sector privado por interdependencia de las empresas y control del Estado sobre materias primas y medios de transporte. El programa tuvo tal éxito que superó las cifras de crecimiento industrial alcanzadas por los países occidentales en ese periodo; entre 1928 y 1938, la producción soviética de Stalin puso en operación una economía planificada, dirigida por el Comité de Planificación Estatal (GOSPLAN), que buscaba transformar la URSS de un país agrícola en una potencia industrializada mediante planes a cumplir en cinco años. Hierro y acero se cuadruplicó, la de carbón se multiplicó tres y media veces. Las cuatro quintas partes de toda la producción industrial rusa procedían de las instalaciones construidas en los diez años precedentes.
Pero en agricultura los planes quinquenales no tuvieron tan buenos resultados. En el nuevo panorama agrícola de la Unión Soviética se abolió la propiedad privada y se establecieron granjasestatales llamadas sovjoses, y granjas colectivas o  koljoses, que eran la mayoría, cultivadas por los campesinos en forma conjunta utilizando tecnología proporcionada por el Estado. Cuando se vendían las cosechas, cada individuo de la granja recibía su parte de las ganancias de acuerdo con el trabajo que hubiese ejecutado, y no según sus necesidades como en teoría debía corresponder a un sistema comunista.
La colectivización agraria fue el medio utilizado por el régimen de Stalin para conseguir una gran producción de materias primas y productos de exportación que permitiera equilibrar las importaciones de la maquinaria requerida en la industrialización, lo cual significaba que el notable desarrollo de la industria estaba financiado por la agricultura. En 1936, el proceso de colectivización del campo había terminado, alcanzando a 245 mil granjas y 90% del campesinado. La oposición de los campesinos, sobre todo de los kulaks —que eran los más prósperos y se negaban a abandonar su parcela privada de tierra y a entregar al gobierno los productos de las cosechas—, fue vencida por la fuerza y se desencadenó una severa represión al grado de realizar ejecuciones en masa contra de los que se oponían a cumplir las órdenes gubernamentales. Los campesinos se rebelaron y muchos de ellos fueron enviados a Siberia o confinados en campos de concentración. Bajo este régimen de terror, Stalin cumplió con el objetivo de colectivizar la agricultura, pero no logró un rendimiento en la producción que diera completa satisfacción a los enormes requerimientos de la población de la Unión Soviética, lo cual habría de representar un obstáculo para el desarrollo de esta extensa nación.
Efectos sociales de la economía planificada. La industrialización en la Unión Soviética, como antes en otros países, se llevó a cabo a costa de un gran sacrificio de la población. No era sólo que los kulaks perdiesen la vida, o que otras personas consideradas enemigos del sistema fueran enviadas a campos correccionales.
Se requería que todos aceptasen un programa de austeridad y abnegación, prescindiendo de los mejores alimentos, viviendas y otros artículos de consumo que podrían haberse producido, a fin de crear la riqueza y la industria pesada del país.
El plan requería de trabajo duro y salarios bajos, y el pueblo vivía con la esperanza, alimentada por la propaganda del régimen, de que en el futuro, construidas las industrias básicas, mejorarían sus condiciones de vida y habría más oportunidad para el ocio.
Tal como se llevó a cabo en los planes quinquenales, el socialismo puso fin a algunos de los males que había generado la incipiente industrialización del régimen zarista. No había desempleo ni altibajos en la economía; en las fábricas no se explotaba el trabajo de las mujeres ni de los niños, y tampoco había una situación de miseria, excepto en transitorias circunstancias de escasez de alimentos. Pero tampoco se había alcanzado la igualdad económica que supuestamente traería consigo el socialismo; aunque no existía un grupo de oligarcas que concentrara la riqueza, las diferencias en los ingresos de la población eran muy grandes. Los altos funcionarios del gobierno, directores, ingenieros, y los intelectuales favorecidos por el régimen, recibían las más elevadas retribuciones y podían llegar a tener pequeñas fortunas mediante la compra de bonos del Estado o acumulando posesiones personales, aunque no podían ser dueños de ningún capital industrial. Por otra parte, no desapareció la competencia; al contrario, el gobierno se encargaba de fomentarla publicando los éxitos de quienes lograban aumentar el rendimiento de su trabajo e incrementar sus salarios. Los obreros de todo el país empezaron a batir marcas de todo tipo y fueron llamados “héroes del trabajo” en lo que el régimen consideraba como “una nueva y superior etapa de competencia socialista”.
Pero no solamente los trabajadores estaban bajo la presión de la competencia, sino también sus dirigentes; un director de fábrica que no alcanzaba el ingreso neto programado, o no lograba cumplir su cuota de producción, no sólo podía perder su trabajo sino también su posición social o incluso su vida. Un mal uso de los recursos asignados a una fábrica se consideraba como traición hacia los obreros soviéticos y despilfarro de la riqueza de la nación.
Hacia finales de la década de 1930 parecía que la vida comenzaba a ser menos dura. En 1935 se abolió el racionamiento alimenticio y en las tiendas soviéticas de venta al por menor empezaron a aparecer algunos productos de la industria ligera. Los niveles de vida estaban, por lo menos, como los de 1927 y con buenas perspectivas de sucesivos crecimientos en el futuro. Pero la necesidad de los preparativos de guerra interrumpió de golpe el proceso de bienestar social prometido por el régimen.
  La Constitución de 1936
En diciembre de 1936 fue promulgada una nueva Constitución política que suponía, ante todo, la consolidación definitiva del socialismo en la URSS. En ella se plasmaron los principios fundamentales de la organización económica y social, de acuerdo con la estructura de la propiedad socialista sobre los medios de producción, reconociéndose también la propiedad privada de los bienes de consumo.
El texto constitucional soviético presentó cierta novedad al establecer los derechos y deberes de los ciudadanos; garantizaba la libertad de los individuos “de conformidad con los intereses de los trabajadores y la consolidación del socialismo”, lo cual significaba que la Constitución no concebía los derechos individuales como en las democracias occidentales, sino como la participación en una colectividad para dar firmeza al régimen comunista. Defendía la independencia del poder judicial y la libertad de cultos junto con la libertad de propaganda antirreligiosa.
De este modo, aunque la Constitución reconocía la libertad de asociación, se consagraba la existencia de una élite integrada por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), concebido como “destacamento de vanguardia de los trabajadores en su lucha por edificar la sociedad comunista y núcleo dirigente de todas las organizaciones de trabajadores, tanto sociales como del Estado”. En consecuencia, las bases políticas del sistema continuaban siendo el Partido Comunista y los soviets.
La Constitución de 1936 introdujo un cambio sustancial en el sistema electoral al establecer el sufragio universal igual, directo y secreto, para los ciudadanos mayores de 18 años. Esto tuvo significativas consecuencias en la estructura de los órganos representativos.
Así, el Congreso de los Soviets y el Comité Ejecutivo Central se funden en el Soviet Supremo del Estado, compuesto por dos Cámaras: el Soviet de la Unión —donde estaban representadas las repúblicas según su población— y el Soviet de las Nacionalidades, integrado por cinco miembros por república. La primera Cámara era elegida por todos los ciudadanos en razón de un diputado por cada 300 mil habitantes, y el Soviet de las Nacionalidades, como Cámara federal, lo elegían también los ciudadanos en razón de 32 diputados por cada República federada, once por cada República autónoma, cinco por cada Región autónoma, y uno por cada distrito nacional.














Referencias:

bibliografia:
DELGADO DE CANTÚ, G. M., CANTÚ DELGADO, J. D. J. Y RAMÍREZ MAGALLANES, Y.
El mundo moderno y contemporáneo II
  En el texto: (Delgado de Cantú́, Cantú́ Delgado and Ramírez Magallanes, 2006)
  Bibliografía: Delgado de Cantú́, G., Cantú́ Delgado, J. and Ramírez Magallanes, Y. (2006). El mundo moderno y contemporáneo II. México: Persona Educación.
  Paginas usadas: 128, 129, 130, 131





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